Antes de poder ver a Leftraru, el supercomputador más grande de Chile, ya se comienza a escuchar. Un ruido constante que luego, al verlo, se convierte en un sonido blanco que las miles de luces y cables de colores opacan.
El ordenador, nombrado así por la Universidad de Chile, y que significa halcón veloz, ocupa una sala de 11 mt2 del Centro de Modelamiento Matemático (CMM) y con sus 2.600 núcleos –un computador normal tiene entre dos y cuatro- almacena información y procesa 46 billones de operaciones por segundo, principalmente científicas.
Actualmente Leftraru, que recibe desde 2011 aportes por $ 300 millones anuales de Conicyt, está participando en la creación de un catálogo genético de Chile y caracterizar las principales enfermedades que afectan al país.
La iniciativa llamada “1000 Genomas”, liderada por cinco centros de la Universidad de Chile y la Universidad Católica de Chile, busca conocer la identidad genética de los chilenos y saber el patrimonio biológico del país. A la fecha, ya ha descifrado información genética de 30 chilenos y de alrededor de otras 50 especies.
El director ejecutivo del Laboratorio Nacional de Computación de Alto Rendimiento, Ginés Guerrero, cuenta que la supercomputadora “se va a utilizar para procesar la información recogida de las muestras para secuenciar los genomas”.
El ordenador también ha contribuido en investigaciones para descubrir el genoma del Salmón del Atlántico, conocer el momento crítico previo a la muerte de las estrellas y pronosticar la expansión de plagas. Guerrero explica que los usuarios más recurrentes son químicos cuánticos y astrónomos que usan a Leftraru ya que es 271 veces más rápido que un computador normal.
A través de un usuario y contraseña, con un ordenador tradicional o incluso un smarpthone, las personas pueden usar el servicio. Guerrero explica que funciona como las filas de las impresoras. “Los cientos de usuarios envían su material a una cola, ahí se priorizan por tiempo de espera. A medida que se va desocupando, los trabajos entran y se marca cuantos núcleos se están ocupado”.
Proyectos con el Estado
Además de enfocarse en la ciencia, el supercomputador también contribuye al desarrollo de actividades estatales y privadas. “Conicyt nos exigió que teníamos que levantar fondos porque se acerca el fin de nuestro período de financiamiento en 2020. No buscamos sustentabilidad económica sino el progreso de la ciencia, también del Estado y la industria”, dice Guerrero.
Actualmente, el ordenador está trabajando con tres instituciones del gobierno: el Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca), el Ministerio de Obras Públicas (MOP) y el Ministerio de Bienes Nacionales, con estas dos últimas carteras tienen un convenio de colaboración para procesar datos de la Dirección de Obras Portuarias (DOP) y datos geoespaciales de imágenes satelitales, respectivamente.
Guerrero señala que “el MOP es el usuario estatal con el que llevamos más tiempo trabajando, el DOP usa el supercomputador para estudiar mareas y corrientes, también pueden llegar a modelar tsunamis. Con Sernapesca estamos en la fase inicial de un proyecto que se llama SIMA Austral, que busca potenciar y evolucionar el sector acuícola”.
Potencial para privados
A pesar de que la supercomputadora tiene un 10% de su capacidad disponible para las industrias –restricción planteada en 2010 cuando se ideó el proyecto- hoy se usa menos de un 1%.
“El uso de privados tiene mucho potencial y sin duda está siendo poco explotada por la industria. Están usando tecnologías de la nube, pero que son más lentas que nuestro supercomputador, falta que usen ordenadores de alto rendimiento para tratamientos masivos de datos”, enfatiza el director ejecutivo.
El grupo minero Antofagasta Minerals es uno de los usuarios que usa Leftraru para planificar la operación de los trenes que circulan dentro de sus faenas. Otro de los proyectos privados tiene que ver con oceanografía donde la computadora descarga, procesa y sube a un sitio web datos de vientos, de corrientes y mareas sobre la costa chilena.
En cuanto a la experiencia internacional, Guerrero señala que son las empresas mineras, petroleras y de retail las que más usan esta tecnología ya que recopilan mucha data y añade que “La industria no sabe las capacidades de esta tecnología, no sabe lo que pueden hacer con ella”.
Actualmente Leftraru, que tiene 200 usuarios y ha llegado a atender a 800, está usando el 100% de las capacidades de cómputo, cifra que esperan aumentar para julio de este año con el fin de ofrecer mayores servicios a la industria.