Un taller reunió a profesionales del Ministerio de Obras Públicas y del Centro de Modelamiento Matemático de la U. de Chile en torno a las posibilidades que la ciencia de datos trae para la proyección de la infraestructura estatal, el modelamiento de fenómenos que la afectan y la fiscalización de su uso.
Un grupo de 24 profesionales del MOP se reunió con académicos del CMM en el Segundo Taller de Modelamiento Matemático CMM-MOP.
Los participantes conocieron el estado del arte en ciencia de datos en Chile, el proyecto Copernicus que permitirá tener imágenes de los satélites de la Unión Europea en el país, entre otros.
En Chile, hay 101 cuencas hídricas y solo tres de ellas cuentan con algún tipo de planificación para contar con diagnósticos sobre la cantidad de agua que hay en el país y quiénes tienen derecho a usarla.
Esto provoca fenómenos como que la Laguna de Aculeo se haya secado por completo en 2018, que el 50 por ciento de la oferta rural de agua esté con déficit o que la sequía se extienda por más de 10 años en la zona de Petorca y La Ligua sin que se haga mucho por evitar sus consecuencias. De hecho, debido a este último fenómeno, el Estado gasta cada año más de siete mil millones de pesos –lo que equivale a comprar 31 buses eléctricos nuevos para el Transantiago– solo en camiones aljibes para alimentar zonas críticas.
Para abordar este tipo de problemáticas, es clave considerar en la construcción de la infraestructura pública las consecuencias a largo plazo que el clima, el desgaste y otros eventos pueden provocar.
Hacer esto exige el análisis de grandes volúmenes de datos vinculados a una serie de factores como el cambio climático, el movimiento de las personas, la contaminación, los océanos, el medioambiente y otros indicadores. Ahí es donde un supercomputador como Leftraru –el más poderoso de Chile a cargo del Laboratorio Nacional de Computación de Alto Rendimiento (NLHPC, por su sigla en inglés) del Centro de Modelamiento Matemático (CMM) de la Universidad de Chile– juega un papel relevante, ya que permite transformarlos en información útil para la planificación de obras públicas, el modelamiento de fenómenos, la fiscalización del uso y desgaste de la infraestructura y el balance entre oferta y demanda.
Para analizar el potencial de esta tecnología en futuros proyectos, un grupo de 24 profesionales del MOP se reunió con académicos del CMM en el Segundo Taller de Modelamiento Matemático CMM-MOP. El curso se desarrolló en el marco del convenio firmado por la Universidad de Chile y el ministerio para que el ente estatal pueda utilizar el poder de Leftraru en sus iniciativas. Además, el acuerdo busca los científicos de la Casa de Bello puedan aportar a la planificación en infraestructura desde su experiencia en investigaciones intensivas en la adquisición, transmisión y almacenamiento de datos, aprendizaje de máquinas, inteligencia artificial, supercomputación y visualización.
“Ojalá que ustedes puedan ayudarnos”, dijo a los académicos Óscar Cristi, director general de Aguas del MOP, al inicio del taller. “Hemos hecho redes con empresas sanitarias y otras instituciones y, en ese marco, nos acercamos a la Universidad de Chile. Las capacidades instaladas que hay en la universidad nos permiten pensar que hoy saldremos con algo provechoso bajo el brazo”.
Durante un día, los participantes conocieron el estado del arte en ciencia de datos en Chile, el proyecto Copernicus que permitirá tener imágenes de los satélites de la Unión Europea en el país y la experiencia de una repartición pública como el Servicio Agrícola y Ganadero captando y procesando datos para fortalecer la seguridad fitosanitaria. Estos temas se combinaron con experiencias prácticas de computación de alto rendimiento utilizando el supercomputador Leftraru.
“Hoy, podemos monitorear en tiempo real la salud de estructuras y eso representa nuevos desafíos. Como sociedad e instituciones, nos vemos muchas veces superados con la cantidad de información. Por eso, la capacidad de tomar buenas decisiones necesita mucho soporte”, afirmó James McPhee, vicedecano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas. “Entiendo el valor que el ministerio aporta al país y veo el valor que la universidad puede aportar al ministerio a partir de la formación de sus cuerpos y de muchas maneras más”, agregó.
Jaime San Martín, director científico del NLHPC, concluyó que este tipo de experiencias “en que una repartición del Estado como el MOP puede aprovechar la expertise desarrollada por otra unidad del Estado como la Universidad de Chile, es importante ya que buscan que el Estado desarrolle musculatura y se ponga al servicio de los ciudadanos”.
Esto provoca fenómenos como que la Laguna de Aculeo se haya secado por completo en 2018, que el 50 por ciento de la oferta rural de agua esté con déficit o que la sequía se extienda por más de 10 años en la zona de Petorca y La Ligua sin que se haga mucho por evitar sus consecuencias. De hecho, debido a este último fenómeno, el Estado gasta cada año más de siete mil millones de pesos –lo que equivale a comprar 31 buses eléctricos nuevos para el Transantiago– solo en camiones aljibes para alimentar zonas críticas.
Para abordar este tipo de problemáticas, es clave considerar en la construcción de la infraestructura pública las consecuencias a largo plazo que el clima, el desgaste y otros eventos pueden provocar.
Hacer esto exige el análisis de grandes volúmenes de datos vinculados a una serie de factores como el cambio climático, el movimiento de las personas, la contaminación, los océanos, el medioambiente y otros indicadores. Ahí es donde un supercomputador como Leftraru –el más poderoso de Chile a cargo del Laboratorio Nacional de Computación de Alto Rendimiento (NLHPC, por su sigla en inglés) del Centro de Modelamiento Matemático (CMM) de la Universidad de Chile– juega un papel relevante, ya que permite transformarlos en información útil para la planificación de obras públicas, el modelamiento de fenómenos, la fiscalización del uso y desgaste de la infraestructura y el balance entre oferta y demanda.
Para analizar el potencial de esta tecnología en futuros proyectos, un grupo de 24 profesionales del MOP se reunió con académicos del CMM en el Segundo Taller de Modelamiento Matemático CMM-MOP. El curso se desarrolló en el marco del convenio firmado por la Universidad de Chile y el ministerio para que el ente estatal pueda utilizar el poder de Leftraru en sus iniciativas. Además, el acuerdo busca los científicos de la Casa de Bello puedan aportar a la planificación en infraestructura desde su experiencia en investigaciones intensivas en la adquisición, transmisión y almacenamiento de datos, aprendizaje de máquinas, inteligencia artificial, supercomputación y visualización.
“Ojalá que ustedes puedan ayudarnos”, dijo a los académicos Óscar Cristi, director general de Aguas del MOP, al inicio del taller. “Hemos hecho redes con empresas sanitarias y otras instituciones y, en ese marco, nos acercamos a la Universidad de Chile. Las capacidades instaladas que hay en la universidad nos permiten pensar que hoy saldremos con algo provechoso bajo el brazo”.
Durante un día, los participantes conocieron el estado del arte en ciencia de datos en Chile, el proyecto Copernicus que permitirá tener imágenes de los satélites de la Unión Europea en el país y la experiencia de una repartición pública como el Servicio Agrícola y Ganadero captando y procesando datos para fortalecer la seguridad fitosanitaria. Estos temas se combinaron con experiencias prácticas de computación de alto rendimiento utilizando el supercomputador Leftraru.
“Hoy, podemos monitorear en tiempo real la salud de estructuras y eso representa nuevos desafíos. Como sociedad e instituciones, nos vemos muchas veces superados con la cantidad de información. Por eso, la capacidad de tomar buenas decisiones necesita mucho soporte”, afirmó James McPhee, vicedecano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas. “Entiendo el valor que el ministerio aporta al país y veo el valor que la universidad puede aportar al ministerio a partir de la formación de sus cuerpos y de muchas maneras más”, agregó.
Jaime San Martín, director científico del NLHPC, concluyó que este tipo de experiencias “en que una repartición del Estado como el MOP puede aprovechar la expertise desarrollada por otra unidad del Estado como la Universidad de Chile, es importante ya que buscan que el Estado desarrolle musculatura y se ponga al servicio de los ciudadanos”.